Con un retraso de dos días provocado por motivos familiares, inicio la cobertura del vigésimo cuarto Festival Internacional de Cine en Guadalajara, que en papel aparece como la más interesante despúes de cuatro años de residir en esta ciudad.
Shirin, de Abbas Kiorastami, fue proyectada fuera de competencia en el Festival de Venecia 2008 y aún no ve estreno comercial a nivel mundial. En la cinta aparecen 112 actrices iraníes. Y Juliette Binoche.
La pantalla de cine es un espejo. Observamos a la audiencia femenina de una adaptación cinematográfica de un clásico épico persa. Escuchamos diálogos, música y efectos de sonido, pero solo vemos los gestos de más de un centenar de mujeres iraníes. El expectador se ve obligado a reconstruir la historia de Shirin, princesa armenia que lucha por consumar su amor por el rey persa Khosrow. La música de Morteza Hananeh y Hossein Dehlavi juega un papel vertebral en la obra, otorgándole un carácter épico y generando los altibajos dramáticos a una cinta que no vemos y que en momentos carece de diálogo.
La audiencia retratada representa mucho más que el público de una sala de cine. Es un homenaje a las actrices y sobre todo a las mujeres iraníes, identificadas por la historia de una mujer cuyas hazañas no la liberan de un papel pasivo en su relación con el hombre. Sin embargo, conforme avanza la película, la interacción entre audiencia y filme se vuelve repetitiva y predecible.
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lunes, 23 de marzo de 2009
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