lunes, 29 de septiembre de 2008

Arráncame la Vida




Regreso después de una larguísima ausencia. Me mudé, regresé a clases y ha andado como loco últimamente. Y a veces me sentaba a escribir para el blog y nomás no me salía nada. Pero inició el otoño e inicia la temporada fílmica más rica de año. De aquí a marzo. Y una película está sin duda dominando los titulares cinematográficos de estas semanas, Arráncame la Vida, fenómeno de taquilla y seleccionada mexicana para los Oscar 2008-09.

Fui a ver la cinta de Roberto Sneider un día antes de que se anunciara la selección de la Academia Mexicana. No había podido ir. Llegué con más curiosidad que expectativas, salí satisfecho. La cinta es lo que tiene que ser. Un tanto lineal y quizás un poco blanda a mi parecer, pero lo suficientemente sólida y accesible para considerarla un blockbuster bastante aceptable.

Daniel Giménez Cacho se lleva toda la atención. Su General Asencio será uno de los personajes del cine nacional más recordados de la década. Ana Claudia Talancón, increíblemente sexy, cumple su papel de mujer sumisa pero al mismo tiempo en un continuo proceso de maduración, transición. La fallida, medio ñoña interpretación de José María de Tavira es un duro golpe al producto final. El villano, Asencio, resulta mucho más simpatético que Carlos. Y al no existir esa identificación hacia el personaje de Carlos, el sufrimiento de Catalina pierde sentido.

No es la más cinta mexicana más cara, como se anunciaba, pero al menos si es la mayor superproducción que hemos tenido (nomás no entiendo en qué se fueron los 10 millones de dólares del churro narcofinanciado que fue Zapata). Y es que el equipo técnico se lució.
Gilda Navarro y Mónica Neumaier crean un guardarropa espectacular, de calibre internacional, complementado por el destacado diseño de producción de Salvador Parra. Leonardo Heiblum supervisa y compone, respectivamente, los acertados soundtrack y partitura de la historia. Esperaba aún más de la foto, pero Javier Aguirresarrobe captura hábilmente la clásica estética mexicana. Eso sí, no sé por qué se eligió a un DP español. La edición, sin embargo, deja ir la oportunidad de intensificar la historia.

Arráncame la Vida compite por el Oscar. En un año que no parece particularmente complicado, existen buenas posibilidades de que termine como finalista o nominada. Aunque a veces siento que los miembros de la Academia difícilmente celebrarán la pícara misoginia de la historia, esa que en gran parte es responsable del éxito comercial de la película. Arráncame la Vida no es siquiera una de las mejores cintas nacionales del año, pero sí la más atinada.