sábado, 8 de marzo de 2008

FICG| Inauguración.



Marzo 7 de 2008. Auditorio Metropolitano (porfa no le digan Telmex). La vigésimo tercera edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara dio inicio. El imponente volumen del recinto daba la bienvenida a algunas de las personalidades más importantes del cine iberoamericano. En la alfombra roja aparecieron entre otros el homenajeado Gustavo Santaolalla, el brasileño Rodrigo Santoro, la semiodiosa Ely Guerra (no me importa que no esté tan ligada al cine), el mexicano Demián Bichir, Tongolele (!!!) y los maestros de ceremonia, Arcelia Ramírez y Daniel Giménez Cacho, de quienes comentaré más adelante.


En papel, el evento iniciaría a las 20 horas, pero comenzó con más de una hora de retraso. El guión de la ceremonia fue un error, por prolongarse más de la cuenta (interesante, pero largo) y por su forzado humor. No hay mucho que los conductores podrían haber hecho por la ceremonia, pero Daniel Giménez Cacho estuvo mucho mejor que Arcelia Ramírez y su fallidas habilidades de lectura.



Los homenajes a Tin Tan y Gustavo Santaolalla fueron los momentos cumbre de la ceremonia. El tributo a Germán Valdés inició con una serie de entrevistas en torno a la enorme herencia cultural del cómico a la comedia, música, cultura popular y slang de los mexicanos. Después de una ovación de pie por parte de la audiencia, viuda e hijos de Tin Tan recibieron el reconocimiento de las manos de Tongolele.



Poco después, el músico argentino Gustavo Santaolalla recibió el premio Guadalajara por su destacada y multipremiada trayectoria cinematográfica. Se proyectó una secuencia de su trabajo en cine; y a pesar de que no hubo orden cronológico en la sucesión de cintas y de que se les pasó North Country, el montaje fue destacado. Santaolalla resaltó el placer de recibir un premio en una tierra que de verdad quiere. El músico argentino produjo para Café Tacvba, Molotov y Julieta Venegas; y fue introducido al cine por Alejandro González Iñárritu. Un par de Oscares después, es uno de los compositores más comentados del cine mundial. Su mejor trabajo es quizá Diarios de Motocicleta, pero la sutil composición de Brokeback Mountain es uno de los temas más memorables de varios años. Su trabajo para Babel fue mitad composición y mitad supervisión musical por la gran cantidad de música que tomó prestada. No obstante, esa edición musical es uno de los mayores logros de la divisiva cinta de Iñárritu. Posterior a su homenaje, presentó el documental que representa su incursión como productor de cine, El Café de los Maestros.


Lo mejor está por venir.

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