victorias vintage, tres.

Las canciones son uno de los recursos fílmicos más versátiles. Desde la canción icónica que condensa una película entera, hasta una sutil melodía en una escena cualquiera, o simplemente en los créditos finales. 2003 fue un año particularmente fuerte para la categoría. Mis elecciones obedecen a estilos casi opuestos y roles distintos en sus respectivas cintas, nunca me ha gustado discriminar canciones poco importantes, pero extrañamente en este caso se trata de piezas relevantes para su cinta, e incluso las últimas tres nominadas son axiales para la historia.

Cerca del corte estuvieron Shade and Honey, de Laurel Canyon; On my way de Brother Bear, You will be my ain't true love, de la nominada Cold Mountain, y prácticamente todo el soundtrack de A Mighty Wind. Y no, no se me olvida la más bien mediocre ganadora del Oscar Into the West, de The Return of the King, cuyo aprecio nunca he entendido. Annie Lennox, te perdono.

Cold Mountain (Regreso a Cold Mountain) es una de las pocas cintas de la década que reúne los elementos de un verdadero épico: guerra, estratificación social, bellos escenarios, muerte, canciones y Nicole Kidman. The Scarlet Tide, compuesta por Elvis Costello y T-Bone Burnett, y magistralmente interpretada por Alison Krauss, es una abrumadora rendición de la incertidumbre de una mujer hacia el regreso de su hombre de la guerra. Nominada al Oscar y al Grammy.

Down with Love (Abajo el Amor) es una de las cintas mainstream más injustamente despreciadas en años recientes. Si tan solo la hubieran estrenado en otoño y no en mayo (wtf?). Si tan solo hubieran cuidado un poco más la edición. Si tan solo hubiera sido un musical. Más allá de lo que pudo haber sido, es una ingeniosa comedia de género derrochante de estilo y un merecido homenaje al cine de Rock Hudson y Marilyn Monroe. Here's to Love no estaba en los planes originales de la cinta pero terminó siendo una acertada conclusión, continuando con la picardía de la historia y confirmando la intención final de la historia: lo absurdo de la batalla de los sexos. Compuesta por Scott Witman y Marc Shaiman (quien también creó la genial partitura y hace un cameo como bartender en esta secuencia); e interpretada por Renée Zellweger y Ewan McGregor, quienes demuestran que el cine musical les sienta bastante bien.

Pocos me hacen reír como Christopher Guest y compañía (sobre todo Fred Willard y Jennifer Coolidge). A Mighty Wind, además de ser olímpicamente hilarante, es un logro musical impresionante. Podría completar una excelente terna para esta categoría compuesta por exclusivamente por canciones de esta cinta (agregaría The Good Book Song, A kiss at the end of the rainbow, Old Joe's Place y Never did no wanderin'). La homónima A Mighty Wind reúne a las tres agrupaciones de la historia en un canto eminentemente american folk a la libertad y a la unión de las personas. Compuesta por Christopher Guest, Eugene Levy y Michael McKean; interpretada por el reparto de la cinta.

A Richard Linklater no le fue nada mal en su crossover mainstream. School of Rock (Escuela de Rock) no es ninguna maravilla cinematográfica pero funciona, divierte y nos permitió ver por primera vez a la hermanita de Drake & Josh (omfg!), al talento cómico de Joan Cusack, y a Jack Black en un papel no repugnante (y a quien cada vez respeto más, post-Baumbach y post-Gondry). School of Rock es también la canción con la que inusual banda liderada por Dewey Finn logra el éxito en la batalla de las bandas. Compuesta por Mike White y Sammy James Jr, interpretada por Jack Black y el elenco de la cinta.

Finalmente, la magia de Les Triplettes de Belleville (Las Trillizas de Belleville), muestra fehaciente de cuán enviciada está la animación hollywoodense. Con menos recursos financieros y tecnológicos, menos diálogos, menos colores y mucho menos artistas famosos dando voz a personajes animados, la cinta logra más que cualquier Pixar, Dreamworks o Disney. Belleville rendez-vous conforma gran parte de las palabras que escuchamos en la cinta. Agradezcamos a Benoît Charest y Mathieu Chedid por la maravillosa pieza.

Como mero trámite, elegiría a la melancolía y fuerza lírica de The Scarlet Tide, pero bien podría hablar de un quintuple empate en esta terna.